NoEsContraTí.EsContraElSistema

sábado, enero 22, 2005

Habia1Vez

ahora son todos pogramas d recuer2. la tele esta llena de pasado, del pasado que la tele proyectó en su tiempo y que eran bromas del presente. imagenes que no buscaban trascender, pero trascienden hoy en el tiempo de lo intrascendente.
leo un libro donde narra un muerto desde el submundo del DF. algo raro pero nunca tanto. veo televisión el dia sábado. uno, dos, tres programas de recuerdos de televisión. no de recuerdos del pasado, sino recuerdos del pasado televisivo.
la tele que se mira a sí misma (lo q hace siempre)pero en retrovisor. imagenes retro. la barata y enganchadora nostalgia.
haria un programa con recuerdos del futuro, con imagenes del funeral mixto de pinochet y gladys marín, no no sería eso, tendria que ser sobre televisión, porque no hay memoria sin imágenes televisadas de ella.
piensa en un momento del presente que te gustaria ver en el futuro televisado: planea tu nostalgia. aprieta el rec sobre tu momento favorito de este tiempo y ten la seguridad que no será retransmitida mañana, con un panel comentando y con el estribillo de la canción equivocada mostrando los créditos finales.

domingo, enero 02, 2005

YoRecuerdo

esto es 1 copia de george perec
de su obra más entrañable, "Yo me acuerdo"; una colección de 480 anotaciones breves encabezadas por las tres palabras del título: "Yo me acuerdo de Zatopec", o "Yo me acuerdo cómo era de agradable, en el internado, sentirse mal e irse a la enfermería". El libro incluía 5 páginas en blanco al final para que el lector pudiera agregar sus propios recuerdos. Hay gente en Francia que colecciona ejemplares de las librerías de viejos para leer únicamente esas últimas páginas, o sea, los recuerdos ajenos. Perec murió hace 22 años y desde entonces nadie hace este tipo de cosas.


yo recuerdo:

Recuerdo un avión plástico plomo con hélices blancas que tenía cuando niño y que una vez lo busqué por todas partes y mi papá me dijo que no existía.

Recuerdo el Pontiac negro de mi papá que tenía un 1 amarillo pintado en una puerta

Recuerdo a mi profesora del artístico que creía que tendría que haber estudiado diseño.

Recuerdo el salón de pool que administraba mi amigo el mono en el 14 de La Florida. Y que cuando fui a verlo, mi amigo andaba con muletas.

Recuerdo a la Carolina Romero, que andaba detrás de un amigo mío y después detrás mio.

Me acuerdo del José Antonio Rodríguez, mi mejor amigo de 13 años. Vivía en el piso 20 de un edificio de la remodelación San Borja y nos juntábamos para tirar las cintas de los casetes por la ventana.

Me acuerdo que en mi primer colegio nos llamábamos por los apellidos.

Me acuerdo que en primero básico entraba a clases a las nueve. Y que la tía María Virginia decía que sólo yo tenía permiso para hacerlo.

Recuerdo 525 líneas.

Recuerdo que mi papá me llevaba en brazos al colegio los días después de gimnasia.

Recuerdo un cómic del hombre araña que me compró mi papá cuando veraneábamos en Quintero.

Recuerdo los pájaros cantando en la Villa Frei en las mañanas que pasábamos donde mis primas esperando que mi papá saliera del hospital.

Recuerdo a la Pao, una prima lejana pintándose una lágrima falsa en su mejilla con crema para la cara.

Recuerdo a mi mamá llorando en el Metro después que le dijeron que tenían que operar a mi papá de urgencia.

Recuerdo escuchar a Cocteau Twins cuando estaba rehabilitándome de una paliza que me habían dado en una fiesta.

Recuerdo el olor de la povidona yodada.

Me acuerdo que mi papá me dejó las llaves de la casa antes de irse al hospital y tiempo después me dijo que era como una despedida.

Recuerdo que estaba en Chiloé mirando el cielo de noche y vi pasar una estrella fugaz y no supe qué pedir.