AtrásSinIra

Este fue el año de la Lupe. El año de intuir que era (en las vacaciones), de saber que venía (el 28 de enero), de esperarla durante dulces nueve meses y verla venir al mundo el 13 de septiembre. Ahora la vemos crecer y sabemos que nuestros recuentos de año no valen nada, porque la linea de tiempo ahora le lleva ella. La suya personal y la de nosotros.

También fue el año en que nos cansamos de nuestros trabajos. En que yo, particularmente, terminé de odiar a mi público objetivo, en que me di cuenta que preocuparse de lo que ellos digan u opinen es tan ridículo como inútil.

El año en que no quise meterme a Facebook, en el que los blogs que suben discos a rapidshare le dieron sentido a los blogs. El año de mi blog favorito, el Moleskine Literario, que me heredó mi amor tonto por las libretitas esas.

El año de la Lupe. Cuando fuimos a ver a Juana Molina una semana antes que naciera, los días en la clínica, los primeros días en casa, la primera ida a Viña cuando tenía apenas 15 días, la segunda al mes. El sueño en dos tandas, la ropita linda y querer estar con ella a la vuelta del trabajo y al partir al diario. Cuidarla cuando la Shara sale. Acunarla hasta que se duerma cantándole canciones tontas y dar vueltas por el parque.

Y saber que ahora somos más que sólo nosotros dos. Que los tres juntos, somos más que simplemente tres.